La mujer estaba nerviosa. Le temblaban las manos. Transpiraba. En pocos minutos salía su avión con destino a España. Tomó el teléfono y llamó a su médico: “doctor, tengo miedo. Mi familia me ha dicho: ‘tranquila, no habrá dos accidentes en la misma semana’. Pero estoy mal. ¿Y si cancelo el vuelo? ¿O lo reprogramo?”.

Planteos como este han desbordado en los últimos días al doctor Claudio Plá Alem, médico psiquiatra fundador del equipo multidisciplinario de estudio del miedo a volar y líder de la asociación “Poder volar”. Sucede cada vez que ocurre una tragedia de avión, los miedos se potencian y se triplican las consultas para poder subir a una aeronave.

Según un estudio en aeropuertos argentinos, uno de cada tres pasajeros tiene miedo a volar. En general, le temen a las turbulencias, al clima o a que pueda ocurrir un desperfecto mecánico. Ahora se suma un nuevo recelo: el piloto. La razón es obvia: en la última tragedia, ocurrida el 24 de marzo en los Alpes, el copiloto (que estaba bajo tratamiento psiquiátrico) estrelló deliberadamente un Airbus 320.

“Fue un hecho eventual”, remarca Plá Alem, docente del curso Factores humanos y prevención de accidentes en aviación. “Viajar en avión sigue siendo lo más seguro. Anualmente vuelan 100 millones de asientos, y nunca se han superado las tres cifras de víctimas”, asegura en una entrevista con LA GACETA.

-¿Noticias como la caída del avión de Germanwings hacen que quienes tengan miedo a volar incrementen el temor?

-Sí, tenemos muchas consultas de gente que, incluso, quiere cancelar vuelos programados. Hay mucha inquietud. Me llamaron pacientes que ya habían superados sus temores y tuvieron recaídas. También puede pasar que una persona que siempre vuela sin problemas sienta temor.

- ¿Cómo afecta el hecho de que esta vez fue el factor humano el que desencadenó el accidente?

- Siempre el factor humano es determinante, porque finalmente son los humanos los que tienen bajo su control la maquinaria.

-¿Cómo son los procesos de análisis psíquicos de un piloto?

- Son muy minuciosos. Los controles médicos y psicológicos de los pilotos se deben hacer cada seis meses, como mínimo. En Argentina, se los hace en el Inmae (Instituto Nacional de Medicina Aeroespacial). Allí hay psiquiatras que trabajan en la selección y en la evolución de los pilotos. No obstante, en psiquiatría no es fácil hacer un pronóstico. Otro punto a tener en cuenta es que la aviación aumenta en el mundo (anualmente hay 100 millones de asientos nuevos volados). Se necesitan más aviones y más tripulantes. Están ingresando pilotos nuevos y ahora los gremios están empezando a exigir que nunca quede al mando un piloto con poca cantidad de vuelos. En el caso de la última tragedia, el copiloto tenía 28 años y 600 horas de vuelo; no es lo recomendado. Por suerte, la aviación aprende de los errores y se están tomando medidas. Por ejemplo ya se están debatiendo dos cosas: que nunca más quede un piloto solo en la cabina y también cómo revertir la precarización laboral de los nuevos pilotos.

- ¿Cómo conviene que sea la personalidad de un piloto?

- Hay debate entre los psiquiatras acerca de cuál es el perfil que debe tener un piloto. De todas maneras, uno puede cumplir todos los requisitos y salirse de los controles en un momento determinado. Repito: en psiquiatría es difícil hacer pronósticos. Una persona puede tener una locura latente, sea cual fuere su profesión. Yo conocí a más de 500 pilotos y el perfil medio es de sujetos que tienen mucha vocación por volar, les fascina, y saben de la seguridad que tiene el avión, por lo que confían mucho en ella.

- ¿Cuál es la presión que sufren por transportar a tanta gente?

- No sufren presiones. De hecho, hay muchos pilotos que se bajaron de un vuelo por crisis personales, por la muerte de un familiar o porque su bebé tuvo fiebre la noche anterior y no pudo dormir bien. Si un día se levantan y no se sienten bien, siempre hay guardias pasivas de pilotos para reemplazarlos. En la cabina, su mayor responsabilidad y actividad está en la primera media hora de vuelo y en el aterrizaje. Después están tranquilos, monitoreando todo. No es una actividad tensionante ni estresante. Volar es un placer para un piloto, no es como un chofer de colectivo, que trabaja con una tensión operativa visual y motriz.

¿Por qué tememos?

Si controlás todo...

En el avión sufren especialmente aquellas personas a las que no les gusta delegar. A ellas les cuesta ceder el control al piloto del avión, más sabiendo que es un  desconocido. 

Todos los miedos...

Por sus características físicas, en el avión es común que aparezcan otros temores, como la claustrofobia (miedo a lugares cerrados) y la agorafobia (miedo y ansiedad excesivos en lugares donde siente que escaparse podría resultarle difícil). 

El clima, el motor...

A quienes temen volar les preocupa todo: desde un fallo en el motor, en los equipos de navegación, la preparación de los pilotos, el clima, etcétera.

Imposible escapar...

Si algo va mal en un avión no se puede escapar, a diferencia de lo que ocurre en otro tipo de transportes.

Me puede pasar a mí..

Aunque el riesgo de morir en un avión es pequeño, sólo el horror de pensar que se haga realidad un accidente justifica no arriesgarse a que ocurra, explica Ian Mortimer, un historiador inglés, en su ensayo “Por qué no vuelo”. “Todo lo hacen por ti en un avión. Estás atrapado con tus miedos. Te dicen dónde sentarte, cuándo ponerte el cinturón. No puedes salir y la mitad del tiempo ni siquiera sabes en qué zona horaria estás”, describe.

Enfrentar los miedos

Terapias

La principal crisis de ansiedad que sufre alguien que tiene miedo a volar es porque una vez arriba de un avión ya no se puede bajar. En Tucumán se dictan terapias que consisten en visitar el aeropuerto, ver películas de vuelo y subirse a un simulador, un juego que funciona en un shopping tucumano.

Cursos a distancia

También se pueden hacer cursos a distancia con la fundación “Poder volar”. Allí se brinda información aeronáutica sobre la seguridad aérea, se enseñan ejercicios de respiración y relajación, se proporciona medicación si es necesario y también se hacen simulaciones de vuelo (por medio de unas gafas 3D), que permite entrenarse para bajar la ansiedad.

Los días previos...

No es bueno estar pendiente del clima para “controlar” el vuelo. Intentar caminar 30 minutos diarios, aumentar las horas de sueño, disminuir el cigarrillo, café, alcohol, etc. Lo ideal es llegar al avión descansado. Antes de partir quedan contraindicados los filmes que muestran catástrofes. 

Una vez arriba...

Apelar a los elementos que generen distracción: tele, tablet, música, literatura.  A tener en cuenta: la turbulencia es una incomodidad, pero no implica una situación de peligro para los pasajeros ni  para el avión. 

Cifras en el aire

20% de los argentinos le tiene miedo a volar.

48% de los que sufren aerofobia tiene entre 20 y 40 años.

30% le teme al despegue, al aterrizaje y a las turbulencias.

25% de los pasajeros viaja preocupado durante el vuelo.

8% de los viajeros frecuentes sufre malestares durante el viaje.

43% de los miedosos cree que puede morir en un avión.

67% de los que padecen aerofobia le teme a las tormentas.

33 millones de vuelos se registraron en todo el mundo en 2014.

21 vuelos comerciales terminaron en accidente fatal el año pasado.

990 personas murieron en todo el mundo en accidentes aéreos en 2014.